Te amo; te extraño.


Hoy comenzaré con decirte que te amo…
Que los días siguen siendo tormentosos, y la lluvia no ha cesado en este corazón.
Quiero decirte que te espero con ansias, que muero deseando tenerte en mis brazos de nuevo y por siempre, eternamente.
Estás tan lejos que mis ojos no te distinguen del horizonte…
Aún mis manos sienten tu lacio y largo cabello dorado…
No me explico porque cada vez que te tuve enfrente no me detuve a detallar tus ojos…
Ahora no tengo un recuerdo de una mirada tuya; ahora no sé si me mirabas con amor…
Estas notas del piano me envuelven, y me dejan volar, divagar; me inspiran, pero nunca tengo el valor suficiente como para mandarte estas palabras con el viento.
Por miedo a qué pensarás de mí, si he sido tan imprudente, y ahora veo mis errores; ahora logro ver todos esos hechos que te alejaron de mi vida… ¡Espero que no sea tarde!

Pero aunque los mares y los vientos se pongan en mi contra, juro que lucharé por llegar a donde tú estés…
Porque no habrá tormenta que me impida moverme…
Aunque este suelo esté inestable, aunque en mi ser no cese la lluvia, eres esa luz que veo al final de este túnel; y quiero abrir el horizonte para poder cruzar contigo, tomados de las manos…
Besarte como si mañana tu aliento se extinguiera… Tu aliento se extinguió y aún anhelo tus besos…
Tus dedos, cuando me tocabas; cuando me abrazabas y decías sentir mi corazón latir, pero nunca te dije que mi corazón latía por ti y para ti… Ahora que no estás, no late, no da señales de vida…
Vago solitario por estas calles tan desoladas, esperando verte en una esquina, o sentada en alguna banca; para ir corriendo a tu lado…

Algo está sonando… Es tu voz…
-¿Estás ahí?, ¿dónde estás?-.
Estoy alucinando, estoy enloqueciendo con esta falta de ti.
No quiero seguir siendo yo quien te ame y no te merezca…
No quiero seguir siendo yo quien deba llevar este peso en los hombros…
Dijiste que siempre estarías para mí…
-¿Dónde estás?-.
Mi amor… Puedo ver tu rostro reflejado en el agua a la luz de la luna…
Puedo sentir tu aroma en estos campos donde un día corrimos; donde un día reímos, donde un día fuimos felices…
Puedo sentirte ahí, en las sombras de tu recuerdo…

Escuchar la lluvia caer… Escuchar mis lágrimas caer…
Sólo quiero volver a tus brazos…
Sólo quiero otra oportunidad…
Porque te amo, y es tuyo mi ser.



A veces el sueño se escapa de los ojos del soñador…
A veces las rosas se clavan en manos de quien deseaba regalarlas como gesto de amor…
A veces la luz se vuelve calor, y ese calor te quema…
Y desde que has aparecido me envolviste entre tus brazos, protegiéndome de mi mismo…

Pero me soltaste, me enseñaste a vivir a tu lado…
¿Cómo vivir ahora?, tengo miedo, sin ti estoy tan perdido…
Mis gritos se extravían en el vacío de mi alma, mi voz se desgarra en vano…
Alguna vez fuiste tú quien estuvo ahí consolando mi llanto… Alguna vez fuiste tú…

El suspiro silencioso de mí ser, solamente tú…
Se supone que mi corazón sanó… Se supone que tu aliento dejó restos de oxigeno con el cual yo podría respirar…
Pero todo es mentira, incluyendo esta sonrisa que da vida a tu color…
Estas heridas se siguen abriendo con el filo del tiempo que pasa y corta sin cesar…

Mi cielo destiñe su color azul…
Estas nubes no dejan de llorar... Tóxicos son los besos que nunca debiste darme y dejaste tatuados como huellas quemadas en mi piel…
Apareciste cuando estaba en soledad, cuando estaba atormentado por el silencio, llegaste tú…
Ahora lo único que deseo escuchar es un “te quiero” que me dediques, pronunciados por tus mismos labios… Por los mismos labios que alguna vez llegue a rozar…

Me revuelcan las olas… Pero aún mi cabeza puede sobre pasar el nivel del mar…
La única razón por la que aún lucho por sobrevivir eres tú…