Decirte adiós


Tu presencia grita mi tormento...
Aún tu voz se eleva entre mis entrañables sueños...
Cada vez que siento tu calor mi aliento se escapa...
No estoy respirando... Mi corazón no está latiendo...
No hay luz en mi noche desde que tú dejaste de brillar...

Ahora mismo estoy volando solo... Con lágrimas cayendo desde mis desorbitados y entristecidos ojos...
El dolor surge a la luz de mis derrotados ojos...
De pronto todo se desvanece en un último aliento...
Fui dejado atrás...
Si hoy llueve en tu cielo, son las lágrimas perdidas de mi alma...

Logré ser la cura para tu dolor...
Logré abrirte una puerta...
Mientras soporté las quemaduras y su ardor al intentar apagar tus llamas...
Y ahora, si te vas; por favor, llévate el recuerdo...
Confía en mí... Mándame al olvido...
¿Por qué no ha cesado la lluvia en mis ojos?...

La niebla desciende lentamente y mi mundo se nubla por tu culpa...
La distorsión en mi visión me hizo amar algo que nunca existió...
Me aferré a un sueño que nunca logró hacerse realidad.

Triste y frágil verdad...
Mis ojos se cerraban con el abrazo de tu calor...
Soy una mentira, soy un susurro del viento...
Las nubes de lluvia cubren nuestro cielo; no puedo seguir creyendo en ti...
La luna ya no desea brillar tus noches; ya no habrá su luz celestial sobre tu frío...

A través de pensamientos te observo...
Estás llorando en silencio...
Estás muriendo sola... Desolada en tu desgracia...
No entiendo... Fuiste tú quien nos decidió este destino...
Fuiste tú quien dejo caer nuestra alegría...
Y yo... Lloro...

En espejos aún te reflejas a mi lado...
Aún en espejos puedo ver como tomas mis manos...
No tengo con quien hablar... Sólo con mi conciencia...
Y me lamento, por dejarte ir...
Por dejarte ir, sin antes tomarte en mis brazos y decirte que te amo...

Estoy sufriendo... Mi universo grita tu nombre con furia...
Hay devoción en mis heridas que no han convalecido...
Sólo estoy bebiendo del cáliz, estoy bebiendo tu veneno...
Pronto caeré muerto... Para ahogarme entre tus anhelos...

Tus sueños inalcanzables de valentía son promesas incumplidas...
Juré bajarte la luna y darte las estrellas...
¿No me crees?... Ahora mismo estoy velando por tus fúnebres cielos...
No puedo sonreír...
Esta noche no... Esta noche será para llorarte...
Ya ninguno de los dos brillará...

Aún sigo enlazado a ti... Por momentos muertos que no han sido sepultados...
Ya no estoy durmiendo... Tengo mis ojos más abiertos que nunca...
Y es así como logro darme cuenta de que mi voluntad fue abandonada en el olvido...
En el infecundo y senil pensamiento de mi débil esperanza.

Esta noche no saldrá la luna; no habrá luz...
El frío atraviesa mi piel desteñida...
Mis primaveras marchitan en un suspiro a tu nombre...
Las olas del mar me revuelcan y me hunden de nuevo...

Chocando contra la pared, golpeando esta barrera sólida que me separa de ti...
Sólo queda la traición del pensamiento..
Mi sonrisa se dibuja en mi rostro; tan sólo desearía que mi alma viviera el mismo coraje...
No intentes reponer mi vida...
Sí, estoy destruido...
Pero, por favor, no seques mis lágrimas...

La agonizante luz de la única que estrella que brilla en mis difuntos cielos se apaga lentamente...
Lentamente tu beso se convierte en sangre... En dulce amargura...
Las nubes lloran todas juntas...
Eres aquel destello, aquel recuerdo que por desgracia, nunca se perderá en el olvido...

Sólo el silencio podrá conocer los secretos que nunca revelé...
Esta noche despertaré de este sueño; esta noche podré abrir mis humillados ojos...
Y lloraré al notar tu ausencia...
Besando tus huellas en el suelo...
Suspirando mis últimos alientos, y pronunciando tu nombre entre mis labios...
Ha llegado la hora de decir adiós...

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