Verde


Tu piel se destiñe con el pasar de los días; la melancolía nos toma como esclavos y nos adiestra hacia la perpetua oscuridad.

La nieve se derrite en estos picos, dejando su agua correr bajo nuestro sufrimiento.
Y como si tan sólo fueras un soplido, una brisa del viento, vienes y vas dejando nada más que el deseo de tenerte.

Es el color que se apaga; es el color de mi muerte.
Un verde tan agonizante, en mis ventanas asechando cruelmente…
Es el color de tu virtud; el mismo color que desvanece la luz en mis ojos…
Es el verde, color de tu calor, color de tu esencia, y de tu ser que me colapsa el pensamiento.

Los árboles envejecen, y todas las estaciones se convierten en inviernos o en otoños…
La única flor de primavera; la única flor que logra surgir entre mis fríos alientos eres tú.
Tan llamativa; tan lúgubre…
Eres la flor de mi pasión quebrada.

Tu color verde se debilita, pero aún sigues siendo tú.
Es tu verde, el color de mi muerte y de mi aflicción…
Siempre te reflejas en mis espejos, y observo como colocas tus manos sobre mis hombros…
Mi cuerpo se estremece y hace una reverencia ante ti, por ser el color de mi temor.

El fuego con furia se extiende hasta llegar a mí…
Tú me dices “el fuego no existió para quemar y ser juzgado”…
Entonces yo he de creer, en que alguna vez, dejaré crecer la llama que ilumina mi pasión…
Porque si el fuego desea abrazarme y hacerme parte de él…
Tal vez, el color de mi anhelo, sea el verde de tu corazón.

Eres hermosa y admirable, me atrae algo de ti que ni siquiera tú conoces…
Pero no hace falta que sepas quien soy para que sepas que quiero…
Porque lo que quiero eres tú, y soy quien quiere amarte…
Porque me conoce tu sueño, y tu color verde que me aleja de el afligido y aturdidor silencio.

Quiero ser yo quien pueda despertar en ti una mirada sincera…
Porque si recuerdo tu mirada, significa que tus palabras sobraron…
Y te recuerdo, aunque tal vez sólo seas un sueño, un deseo de mi conciencia, una frustración de mi ser…
Te recuerdo como el vigor que aviva mi vida… Y que necesita madurar, crecer y florecer, para ser la rosa anhelada, para ser la rosa verde que pueda afianzar mi dolor.
Porque eres el color de mi existencia, el verde que brota entre mi sangre.

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