Siguen
llegando días y se siguen derramando lágrimas…
Mis
pensamientos te dedicaron el mayor puesto y la mayor importancia…
Sigues
formando parte de mi vida, y serás parte de mi muerte…
Y
tu mirada se ahoga en mis aguas… En un recipiente, mis lágrimas se vierten…
Y
el dolor crece, mientras mi cuerpo se estremece y padece…
Mientras
la luna se oculta triste, por la ilusión que has roto…
Y
en un espejo me destrozo, y mi reflejo se desvanece con tu rostro…
Y
con los trozos quebrados de mi corazón me corto, y observo como mi sangre se
mezcla con la lluvia de tus ojos…
Es
un invierno, es un infierno… Mi alma vive inquieta entre angustias, soberbios y
lamentos…
Y
palabras… Tus palabras, que llenaron mi vacío, se pierden con mi esperanza en
este mundo de vanidad, en este mundo falso y frío.
Aún
tu voz se eleva dentro de mi mente… Y aún en mí vive el reflejo de tu luz…
Mientras
yo sigo viendo por la ventana, y besando tus huellas en el suelo; para así
recordar tu aroma, y saborear tus besos, mi consuelo.
La
confianza se esfuma, no pudo permanecer más tiempo aquí…
En
una atmosfera tan gris, tan lúgubre y sutil…
Sólo
quedan las cenizas del fuego que se apagó… Sólo queda la nostalgia de aquel día
que se esfumó…
Quisiera
saber por qué me hiciste creer en ti si ibas a marcharte…
Si
hay algo que siempre quise, fue entre mis brazos admirarte…
No
hace falta que te disculpes, la culpa no ha sido tuya…
Deja
de mirar al cielo, buscando una esperanza…
Deja
de hablar sólo para hacer bien ajeno…
Porque
si mi sufrimiento te hará feliz, espero sufrir en tiempo eterno.
Mis
miedos asechan dentro de mí ser; no sé que hacer…
Siento
como poco a poco muero, y desespero, mientras tiemblo; yo jamás te impuse un
pero…
Siento
cómo el llanto se apodera de mi emoción; como el tiempo se agota mientras
rompes mi ilusión.
Tan
sólo quise ser aquel que te diera todo, quien te amara, te extrañara, por ti
convertía el lodo en oro…
Siempre
desee abrirte el horizonte para que lo cruzaras a mi lado…
Pero
me equivoqué al creer en que tú sujetarías mi mano…
Me
equivoqué al creer en que cuidarías el amor que te brinde…
Cada
partícula de tu ser se empeña en recordar lo que deseo mandar al olvido…
Quisiera
borrarte de un suspiro, para cerrar los ojos y dejar de sentir terror…
No
me pidas volver, porque no lo pienso hacer; no quiero saber como te va…
No
quiero ver como regalas amor, no te quiero ver llorar, ni quiero llorar yo.
El
resplandor y vigor que había en mis ojos se extinguió…
Y
la sangre que mis ojos derraman sobre el piso, poco a poco va tapando las
huellas de tus pasos, que cegado seguí y besé…
Como
un esclavo me arrodillé, y en silencio te nombré…
Recordando
y añorando el calor de tus abrazos…
Intoxicas
mi piel, y poco a poco se va amargando tu dulce miel…
Día
a día se enfría el viento, y pasa lento el tiempo en que no te tengo…
En
tus manos hay sangre y cenizas…
En
tu ser, queda el calor de mi fuego, y los trozos de mi corazón que hiciste
trizas.
No
entiendo por qué te vas, si prometiste quedarte; no cumpliste tus promesas, y
ya no puedo buscarte, no consigo encontrarte.
Quiero
olvidar mi sufrimiento, para olvidar quien soy; no quiero saber de donde vengo,
a donde voy, ni donde estoy.
Escúchame
gritar, en mi más sublime locura… Obsérvame sangrar, padecer, delirar.
Mírame
llorar por ti; mírame sufrir por ti, mírame morir por ti… ¡Esto es sólo tu
culpa!
Con
esas ingratas acciones, la monotonía nos baño; es culpa de tu orgullo, siempre
venció a tu corazón.
¡Toda
esta situación es causada por tu orgullo!
¿Ahora
me crucificaras? Vamos, hazlo… Fui yo quien salto; pero tú amarraste la soga a
mi cuello…
Infecunda
crueldad, odio tu senil vanidad… Amo tus mentiras; miénteme…
Engáñame,
quiero creer que estas aún conmigo.
Quiero
dejar de fingir estar bien…
Si
es verdad que me amas; déjame morir…
Si
es verdad que me amas; mátame.
Sabes
muy bien que ya no puedes ocultarte más bajo el manto de la lujuria.
Así
que muestra tu rostro; y escupe toda tu lástima en mi alma.
Aborréceme;
y dale un final a mi vida…
Prefiero
odiarte que amarte…
Quiero
odiarte…
¡Ódiame!
Déjame
odiarte; déjame romper mi maldición y mi pena…
Quiero
tener el valor de decírtelo…
¡TE
ODIO!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario